La intendenta mandó a resucitar un viejo artículo del Código Tributario que grava la publicidad en “toldos y marquesinas”, por lo que les cobran esa tasa hasta por los carteles de la fachada de los comercios. De la noche a la mañana, comenzaron a intimarlos reclamando una deuda de un año, con fuertes intereses.
El departamento de Contralor y Espacios Públicos y Rifas, de la dirección de Rentas, tiene a cargo esta faena recaudatoria que causó malestar en los comercios, que deben soportar la presión fiscal ante una marcada recesión por los sueldos miserables que pagan la provincia y la comuna.
Sucede que sería una interpretación equivocada del artículo 47º del Código Tributario, que se refiere expresamente a toldos y marquesinas, pero los intiman hasta por los carteles con el nombre del comercio, que permite identificarlo, lo cual es absurdo.
Este nuevo despliegue municipal movilizó a la Cámara de Comercio e Industria, que mantuvo reuniones con funcionarios de Economía y Rentas por considerar que no se trata de una publicidad, sino del nombre del comercio. Por eso se instó a no pagar las intimaciones que comenzaron a recibir los locales, hasta tanto no se revise esa situación.
Es una situación insólita porque de la noche a la mañana fueron intimados a pagar una deuda de un año, de una tasa por la que nunca recibieron boletas ni advertencias. Simplemente alguien pareció recordar que ese tributo se cobraba antaño y comenzaron las intimaciones masivas. El monto mensual reclamado es de $11.000 mensuales, pero con $9.854 de intereses a un año atrás casi se duplica al resultar en $20.853. Es decir que, de golpe, se encuentran con una deuda de unos $188.000 por un viejo tributo que había caído en desuso, hasta que a alguna mente creativa de la comuna se le ocurrió reavivar en un contexto recesivo.