Carlos Alberto Infante permanecía internado en terapia intensiva, víctima de una pancreatitis, según informaron; a sus los 81 años, murió en la madrugada de este viernes, Sus restos serán velados en la sala velatoria de calle Pedro L. Gallo, en la Capital de Santiago del Estero, donde familiares, amigos y seguidores podrán despedir sus restos y homenajear su memoria, seguramente cantando sus canciones…
Su legado a marcado a varias generaciones, que se han nutrido de historias, mitos y leyendas, de la cultura vernácula de Santiago del Estero, se le reconoce su notable capacidad interpretativa con marcado acento santiagueño y su defensa del folklore tradicional.
Nacido y criado en Santiago, llegó a este mundo en el popular Bº de Huaico Hondo el 3 de noviembre de 1943, aquí nace también toda su inspiración. Su amor a la música, lo llevó a dedicarse enriquecer el folclore argentino.
Sus inicios en el grupo “Los Sin Nombre”, hasta su exitosa carrera como solista, Infante se destacó por su profunda sensibilidad artística y su compromiso con las raíces de la música popular.
En abril de 2008 regresó a cantar en Santiago, después de muchos años de ausencia, en la capital, y fue en el Club Belgrano de Belgrano y Balcarce bajo el titulo “Como de Antes” el espectáculo folklórico lo tuvo como figura central junto a su compañera en la vida los escenarios y composiciones, Kella Argañaraz, Los del Canto y otros…
Se definía como un cantor con sentido federal, “un cantor que le cantó a todo el país”. Carlos Infante, en 2013 recibió un reconocimiento por sus 45 años de trayectoria.
Ese largo camino transitado, iniciado con Los Sin Nombre y continuado luego como solista, fue lo que se reconoció en la primera noche del XXII Festival Nacional de La Salamanca. Carlos Infante se merecía este homenaje. Es un hombre que con su potente voz le cantó a Santiago del Estero en sus más variadas formas. Es el hombre que le dio identidad a una canción tan sentida como emblemática como es El linyerita. Infante es un músico que compuso desde chacareras hasta zambas como también chamamé, polcas y cuecas.
Aquella noche dijo: “Me siento orgulloso por todo lo realizado”, reafirma este hombre que a los 72 años seguía apostando al cancionero popular.