La primera estará en Alto Palermo y luego se sumará Unicenter. Son de Hausler, que ya tiene otras 4 sucursales.
La costumbre argentina de guardar los dólares bajo el colchón en lugar de en los bancos dio pie al negocio de las cajas de seguridad privadas en el país. La primera en ver la veta fue la firma Hausler, que tiene a los dueños del Grupo Paseo La Plaza entre sus accionistas. Y después surgieron otras compañías.
Ahora, después de abrir 4 sucursales en siete años, ubicadas en edificios corporativos, Hausler pondrá un pie en los shoppings. La semana que viene abrirá en Alto Palermo, con un local en el subsuelo. Y en noviembre tendrá otro en Unicenter. Cada uno demanda una inversión de US$ 1,5 millón.
Los clientes no tendrán que tener contacto con ninguna persona para llegar hasta el contenido de sus cajas: al lugar se entra mediante reconocimiento facial y otros datos biométricos, como los vasos sanguíneos de la mano. Y un brazo mecánico entrega la caja de seguridad en una consola, como si fuera una especie de cajero automático.
Para instalar la tecnología alemana de las bóvedas (son 5 con 400 cajas cada una), tuvieron que reforzar las rampas del estacionamiento del shopping y armar una especie de ferrocarril, cuentan. El local de Unicenter estará en el primer piso, será más grande y tendrá salas para firmar escrituras o contratos.
Según los dueños, una de las ventajas de estar en los centros comerciales es la extensión de los horarios. “Se puede acceder a la caja con horario de shopping, incluso sábados y domingos. Eso marca una gran diferencia respecto al servicio tradicional de las cajas de los bancos”, explica Carlos Gesino, director General de Hausler.
Ingreso a las cajas de seguridad de Hausler.
Por otro lado, el ejecutivo asegura que “la cantidad de tránsito de gente de los shoppings ayuda a la privacidad, porque es más fácil confundirse entre las personas. Y se suma el estacionamiento”. Gesino asegura que desde que abrieron Hausler nunca tuvieron un siniestro.
Para el año que viene, la compañía prevé instalar otras cuatro sucursales, seguramente también en shoppings, que se sumarán a las que ya tienen en Microcentro, Belgrano, Pilar y Córdoba. En total, poseen más de 10.000 clientes activos y en algunos de sus locales, como en el del centro porteño, la ocupación supera el 80% de las cajas.
El negocio viene creciendo en forma continua desde que abrieron, dice Gesino. Asegura que hay otro cambio de hábitos que impulsa el negocio: la tendencia de los bancos a cerrar sucursales físicas (y con ellas las cajas de seguridad) para volcarse a lo digital. “Eso hace que mucha gente opte por cajas privadas”, explica.
Otra característica de los clientes argentinos es que suelen contratar las cajas por año. “Es un hábito que heredamos de los bancos. Como en las sucursales había pocas cajas, cuando una persona conseguía una, tenía miedo de perderla y la alquilaba por mucho tiempo. Y eso quedó”, cuenta Gesino.