Por: Dr. Julio Razona (Abogado)
Es así porque somos un porcentaje enorme de la población que no se quiere someter mansamente a la opresión. A nosotros nos “castigan” con no dejarnos ingresar a shoppings, restaurantes, conciertos, eventos, bares, etc. Nos “obligan” a permanecer con nuestros seres queridos en la naturaleza, en un parque, en una playa, de picnic en la costa, entre árboles, pájaros, jugando con nuestros hijos o nietos al aire libre, oxigenándonos, llenándonos de energía, admirando monumentos, descubriendo pájaros o simplemente escuchando el ruido del mar, en vez de estar en un centro comercial encerrados, embarbijados, escuchando el ruido de maquinitas electrónicas, con los pibes hipnotizados con la tecnología. Nos obligan a socializar en casas de amigos, volver a los pequeños comercios, a las relaciones humanas personales, directas, a sacar a pasear a las mascotas, a desempolvar la tabla de surf, los rollers o la bicicleta y comenzar a pedalearle a la vida, a generar una huerta en familia en casa, a ver crecer verduras en la naturaleza y privarnos de las hamburguesas artificiales de la nueva era robótica, de hacer una cola en un hipermercado monstruoso donde la indiferencia es el factor común. Ahora estaremos obligados a elegir detenidamente lo que comemos o bebemos, porque hemos aprendido, siempre gracias a ustedes, que la salud depende de lo que ingerimos y del placer de vivir alejados del stress. La actividad cultural no podrá ser concurrir a cines, teatros o eventos, sino que dependerá de nuestra curiosidad por disfrutarla y aprenderemos mil maneras de nadar en el arte y de participar de ella, no solo como un simple consumidor de espectáculos. Hallaremos a los miles de profesionales de la salud que creen en la ciencia medica fundada en la naturaleza, desde homeópatas, medicina germánica, antroposofíca o tantas que nos brindan soluciones para descubrir el origen de las enfermedades y tratarlas, sin necesidad de una lucha eterna contra los síntomas y el consumo masivo de medicamentos diseñados para asegurarse consumidores de por vida. Los docentes particulares tendrán la oportunidad de enseñar de verdad, sin protocolos absurdos, en grupos de apoyo que ya están activos para los chicos que son excluidos del sistema por temor de sus padres a que sean utilizados como objeto de experimentación. Ellos aprenderán desde nutrición, arte, a valorar y respetar la naturaleza, a su entorno, a su familia, a abrazar y besar. La adversidad los hará personas de bien, educadas en el amor verdadero y el respeto por el otro, Sabrán ver las diferencias de vivir con miedo y sometido a un sistema perverso, deshumanizado, de los que viven en libertad, son solidarios y sienten empatía por el prójimo . Gracias nuevamente por hacernos ver que existen mil formas de vivir de relacionarnos naturalmente, de educar, de aprender, de vivir libremente, sin miedo, sin imposiciones y sin su “nueva normalidad”, que la dejamos para que la disfruten ustedes, mientras les dure. Julio Razona – out sider.-