Los últimos años de San Martín, contexto histórico según Felipe Pigna:
San Martín atravesaba en Europa una difícil situación económica. Del gobierno argentino no podía esperar nada y ni el Perú ni Chile le pagaban regularmente los sueldos que le correspondían como general retirado. Vivía de la escasa renta que le producía el alquiler de una casa en Buenos Aires y de la ayuda de algunos amigos, como el banquero Alejandro Aguado que lo ayudó para poder comprar su casa de Grand Bourg.
Pero el general seguía interesado e inquieto por la situación de su país. En febrero de 1829 llega al puerto de Buenos Aires pero no desembarca. Se entera del derrocamiento del gobernador Dorrego y de su trágico fusilamiento a manos de los unitarios de Lavalle. Muchos oficiales le envían cartas a su barco y lo van a visitar con la intención de que se haga cargo del poder. San Martín se niega porque piensa que tome el partido que tome tendrá que derramar sangre argentina y no está dispuesto a eso. Triste y decepcionado decide regresar. Pasa unos meses en Montevideo y finalmente retorna a Francia. En 1832 una epidemia de cólera asoló Francia. San Martín y su hija Mercedes, fueron afectados por esa grave enfermedad. Los trató un médico argentino, Mariano Balcarce, hijo de un viejo amigo y camarada de armas de San Martín, el general Antonio Balcarce, vencedor de Suipacha. Mariano atendió durante meses a los San Martín, aunque podría decirse que sobre todo prestó mucha atención a Mercedes. Pero la cosa fue mutua y el 13 de diciembre de 1832 Mariano Balcarce y Mercedes de San Martín se casaron y se fueron de luna de miel a Buenos Aires.
En 1838, durante el gobierno de Rosas, los franceses bloquearon el puerto de Buenos Aires. Inmediatamente José de San Martín le escribió a don Juan Manuel ofreciéndole sus servicios militares. Rosas agradeció el gesto y le contestó que podían ser tan útiles como sus servicios militares las gestiones diplomáticas que pudiera realizar ante los gobiernos de Francia e Inglaterra. Al enterarse del bravo combate de la vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845, cuando los criollos enfrentaron corajudamente a la escuadra anglo-francesa, San Martín volvió a escribirle a Rosas y a expresarle sus respetos y felicitaciones: «Ahora los gringos sabrán que los criollos no somos empanadas que se comen así nomás sin ningún trabajo».
San Martín para ese entonces estaba muy enfermo. Sufría asma, reuma, úlceras y estaba casi ciego. Su estado de salud se fue agravando hasta que falleció el 17 de agosto de 1850. En su testamento pedía que su sable fuera entregado a Rosas «por la firmeza con que sostuvo el honor de la república contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla» y que su corazón descansara en Buenos Aires.
Esta última voluntad se cumplió en 1880, cuando el presidente Avellaneda recibió los restos del libertador.
José Francisco de San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, que en la actualidad forma parte de la provincia de Corrientes. Hijo del capitán don Juan de San Martín y de doña Gregoria Matorras del Ser, vivió en Yapeyú que era la capital de uno de los cuatro departamentos en que habían sido agrupados los treinta pueblos de las misiones guaraníticas donde su padre ejerció las funciones de teniente gobernador hasta 1775. En 1781 su familia se radicó en Buenos Aires y dos años después emprendió viaje a España arribando al puerto de Cádiz en marzo de 1784.
José de San Martín se incorporó en 1789 como cadete al Regimiento de Murcia del arma de infantería y mientras formó parte del ejército español combatió inicialmente en África contra los moros y en las guerras sostenidas con Francia, Inglaterra y Portugal. Esto determinó su participación en treinta y una acciones bélicas, siendo una de ellas el combate de Arjonilla. Por su actuación en batalla de Bailén donde resultaron batidas las legiones invasoras del emperador Napoleón I, fue ascendido al grado de teniente coronel y condecorado con medalla de oro. Por este tiempo, pasó a ser oficial de caballería hasta que en 1811 se retiró del ejército real para trasladarse a Londres, esperando concretar su propósito de regresar a América.
San Martín y otros rioplatenses desembarcaron el 9 de marzo de 1812 en Buenos Aires, para contribuir a la independencia de los pueblos. A poco de su llegada, el Triunvirato le confió la organización de un escuadrón de caballería que luego se transformó en el Regimiento de Granaderos a Caballo. Mientras instruía a su ejército, contrajo matrimonio con María de los Remedios de Escalada y el 7 de diciembre de 1812 fue nombrado coronel del flamante regimiento.